EL NACIMIENTO DE LA FILOSOFÍA
La lectura del nacimiento de la filosofía nos plantea un breve resumen de lo que fue el inicio de la filosofía, mencionando a Tales de Mileto y su pensamiento del origen que es a través del agua asi como sus discípulos y sus aportaciones como complemento al mismo problema que trataba de solucionar Tales de Mileto al buscar el origen de las cosas pero sin embargo esto no fue lo que se puede a contribuir al llamado filosofía. Platón llama filosofía, amor a la sabiduría, a su investigación, a su actividad educativa, ligada a una expresión escrita, a la forma literaria de diálogo. Por otra parte, la filosofía posterior no es otra cosa que una continuación de la forma literaria introducida por Platón; y ésta última surge como un fenómeno de decadencia, ya que el amor a la sabiduría es inferior a la sabiduría. Efectivamente, amor a la sabiduría no significaba para Platón, aspiración a algo nunca alcanzado, sino tendencia a recuperar lo que ya se había realizado y vivido. Como bien sabemos la tradición oral de la sabiduría, para nosotros aparece así falsificada por la inserción de la literatura filosófica.
Hay que mencionar que la sabiduría es atribuido a Apolo,
para los griegos, el conocimiento del futuro pertenecía a la sabiduría, aquel
que conocía lo que iba a pasar es porque tenía conocimiento del pasado,
haciendo que este lo interpretara de una nueva forma. El dios conoce el
porvenir de las cosas, lo manifiesta al hombre pero a través de enigmas.
La sabiduría griega es sobre el futuro. El saber consiste en
interpretar. Los intérpretes son los profetas. El nacimiento de la filosofía es
la transformación del conocimiento en tanto que adivinación en el conocimiento
en tanto que resolución de enigmas. Aparece la sabiduría como el reconocer lo
real en lo confuso, reconocer lo oculto en lo evidente. El sabio es el que
capta lo oculto en lo evidente. La sabiduría es saber reconocer lo animal bajo
lo humano. El individuo griego cree en la adivinación, pero no por ello deja de
ser activo, pues el conocimiento del futuro no implica el dominio sobre la
necesidad. El griego sabe lo que le va a pasar, pero no sabe las acciones que
le van a llevar a ello.
Platón dice lo siguiente
“los bienes más grandes llegan a nosotros a través de la locura, concedida por
un don divino…en efecto, la profetisa de Delfos y las sacerdotisas de Dodona,
en cuanto poseídas por la locura, han proporcionado a Grecia muchas y bellas
cosas, tanto a los individuos como a la comunidad” (pág.16-17) a causa de esto distingue
cuatro tupos de locura: profética, mistérica, poética, erótica y con esto da
como conclusión que Apolo es el dios de la locura. Apolo y Dionisos abarcan
completamente la espera de la “manía”, de la locura por lo que la “Manía” se nos
presenta como fondo del fenómeno de la adivinación. La locura es la Matriz de
la sabiduría.
En el capítulo 2. La señora del
laberinto.
En este capítulo menciona que hay que buscar el origen del
culto a Dionisos y para esto tenemos que remitirnos al mito cretense del
minotauro. En el mito del minotauro aparece una mujer, Ariadna, como esposa de
Dionisos. Ariadna tiene doble naturaleza: humana y divina. El laberinto se
presenta como creación humana del individuo apolíneo, pero al servicio de
Dionisos. El laberinto alude al peligro mortal que acecha al hombre al
enfrentarse al dios-animal. El laberinto lo relacionamos con “Logos”. El
logos es un producto del hombre en el que el hombre se pierde. El minotauro
representa la parte irracional del hombre. Lo que domina al hombre no es la
razón, sino la naturaleza. La razón es la que permite que el pensamiento sea
capaz de enfrentarse a la irracionalidad, y no quedar atrapado en él. El
pensamiento llevado a su punto máximo, nos lleva a la irracionalidad. En el enfrentamiento
entre lo racional y lo irracional, es donde se da la sabiduría, la sabiduría de
saber qué hacer con lo irracional. El lenguaje es una técnica para enfrentarse
con lo que está fuera de él, con lo irracional. Es la primera técnica de
dominio sobre lo irracional. El laberinto es una prefiguración del lenguaje. Si
el hombre le da la razón de ser a todo, acabará dándole la razón de ser a la
bestia, a lo irracional. Si todo es razón, nada es razón. Hay que reconocer los
límites de la razón. Es un instrumento para lograr el deseo, está al servicio
de la animalidad.
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